Textura: es una base muy ligera y fluida, y se extiende muy bien. Para aplicarla uso mi brocha favorita, la Studio PowderBrush de la misma línea de e.l.f.
La tengo desde hace unos cuantos años y es mi favorita por goleada, extiende el maquillaje uniformemente y lo funde con tu propia piel, sin dejar pegotes ni marcas.

Color: Como no me cansaré nunca de denunciar, las chicas de piel más oscura o más clara  que la media tenemos muchas dificultades para encontrar bases de maquillaje que se adapten a nuestro tono de piel. Yo, en este caso, tengo la extraña suerte de que prácticamente todos los tonos de maquillaje que se llaman Caramel me suelen ir bien (al menos con Kiko y Maybelline, Astor, etc.) Por eso cuando compré esta, no tuve demasiadas reservas sobre si el tono sería el adecuado (además había hecho unas cuántas busquedas en Google Imágenes). Al final el color se ajusta en un 90% pero me queda una chispita claro. Puedo usarla igualmente sin parecer un fantsma, pero me sigue gustando más un tono más natural, así que posiblemente debería haber pedido el tono superior, Almond.

Cobertura: A pesar de ser una base tan ligera, ofrece buena cobertura de marcas y manchitas, y si rematas con una capa de polvos aún más. Como muestra, un botón: mi rostro lleno de marquitas y espinillas (me ha costado subir esta foto, realmente se ve el pésimo estado de mi cutis).

Precio: como he dicho antes, cuesta apenas tres dólares en iHerb.com, unos 2,50€ al cambio. Casi al mismo precio que esas bases horrorosas que venden en los bazares chinos y que nunca e he atrevido a probar, pero con la misma calidad (o incluso superior) que  muchas bases de marcas de gama media. Poder comprarte una base de maquillaje  decente por menos de tres euros es una locura, y en este caso una locura posible. Lo más alucinante de todo es que este mismo producto cuesta 6$ en la página americana de e.l.f. y, atención, 8€ en la página española, casi cuatro veces más de lo que cuesta en iHerb.

Olor: no tiene perfume, lo cual por un lado puede ser bueno, pero por el otro le da un olor artificial y químico no demasiado agradable (aunque no resulta molesto).

Control de brillos: esta base no controla nada la oleosidad. Si tienes la piel grasa como yo, en un par de horas tendrás que recurrir a los papelitos secantes para matar los brillos de la zona T. Con primer aguanta un poco mejor.

Envase: Cuando se acabe el producto podré abrir el frasco y “rebañar” lo que aún quede en las paredes de dentro, sin embargo, el hecho de que el envase sea cuadrado, de vidrio y tenga cantos dificultará mucho esta labor.  Además, no soy muy fan de los dispensadores tipo “bomba”, por muy higiénicos que sean, ya que la mitad se acaban estropeando antes de que se te acabe el producto (y doy fe de que esto pasa con marcas desde Kiko hasta MAC).

A pesar de las pegas que le he encontrado al producto, creo que la relación calidad-precio es inmejorable, es un producto de calidad y muy barato, así que lo recomiendo y probablemente volveré a repetir (aunque esta vez me cogeré un tono un poquillo más oscuro).